martes, 31 de marzo de 2009

Querido Raúl. Inolvidable Raúl.


Siete minutos después de editar la nota anterior supimos del fallecimiento de Raúl.
Soñábamos que ese día pudiera no llegar nunca.
Ahora, la Humanidad está acongojada. Ni más ni menos. El héroe político del siglo 20 argentino pasó a su inmortalidad.
En una Nación que dio ya cinco Nobeles, fecundó en su momento más oscuro una personalidad que fue capaz de convocar a la gran mayoría argentina a emprender la consolidación democrática. Su dulce y gigantesco poder persuasivo superó historias y determinantes y lo consagró caudillo de la recuperación de nuestra dignidad.
De ese Coloso, junto a los seis hijos que tuvo a bien otorgarnos, el Pueblo todo cuida en la más profunda conciencia la vocación de RA de paz y libertad.
Sepamos que si hemos sido merecedores de un líder de tal magnitud, cualquier esfuerzo para nuestra consolidación social está justificado.
Hay una generación argentina conmovida y empujada por el amable chascomusense. Somos guardianes e instrumento de su inolvidable pretensión humanista.

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