sábado, 11 de abril de 2009

Al Bicho León


Un sentido homenaje desde el afecto, la fraternidad y el disenso a un político de raza. Luis León fue la fiel expresión de un estilo y a una concepción de la ética política hoy ausente de representantes.
Al filo de los 86 años, internado en un geriátrico y fuera ya de la vida política, falleció a fines de Marzo Luis Agustín León, correntino achaqueñado, radical de cepa, carne y hueso, hombre bueno y político decente como ya –casi– no quedan.
Fue mi amigo y más que eso: un prócer para mi pequeña familia, compuesta por casi todos radicales que en los ’50 y ’60 recorrían los comités del Chaco, por caminos de tierra, bosques y aguadas, haciendo una docencia política formidable porque se basaba en ideales, discursos y postulados éticos, y no en dádivas clientelistas.
Seductor, tanguero, simpático, caballeroso en el cuidado de las formas y en su vestimenta, el Bicho fue, para mí, modelo de varón y de político. De traje o con su atuendo favorito –saco azul de tres botones, pantalón gris, camisa blanca o celeste y corbata al tono– era una especie de dandy, un raro cajetilla populista con entrada segura en el pobrerío provincial. Jugador de loba y de póker hasta el amanecer (o hasta que lo desplumaran) timbeaba por gusto y no por vicio, y jamás se le arrugó ni la corbata. “Que nunca se te afloje el nudo”, era uno de sus consejos, guiñando el ojo.
Le encantaban los apotegmas. “Sólo mostrar la blanca espuma”, me decía sonriente. “Bueno que no te vean lo negro del culo, pero mejor tener el culo limpio”, y encendía un puro barato, un Avanti, porque solía tener más deudas que fortuna. Claro que lo fumaba como un aristócrata, como Hemingway o Fidel Castro, con quien más de una vez compartió tabacos.
Texto del escritor Mempo Giardinelli, de militancia peronista.
La foto corresponde a una de las visitas de L.A. León,ante internas. Con él, los Mata, Tamames, Valenti, M. González y otros amigos.

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