lunes, 23 de febrero de 2009

Siete Oscars para una denuncia política


"Slumdog millonaire" no sorprende.
Es efectista: conmueven los momentos de tortura y el escenario de extrema pobreza (que se da lo mismo en Mombai, en el Gran Buenos Aires, en Rio) que envuelve a sus protagonistas.
Quizá lo más valioso de esta obra ganadora de un montón de Oscars sea el constituirse en un manifiesto y un denuncia política rotunda. Presentada como un historia romántica muestra el ambiente de represión y falsedades sobre los que se sostiene forzadamente una sociedad de ricos y miserables.
El manejo deshonesto de los medios de comunicación unida a la gestión policíaca ilícita son soportes de una estructura que sirve a las minorías del poder y que asfixia irreversiblemente a las mayorías.
Esta película favorece el acceso a públicos ajenos a la realidad de la máxima pobreza a sus notas más dolientes. Los recursos del arte han permitido hacer masivo un mensaje desgarrador y urgente.
Otra vez, la gigantesca desigualdad entre los pocos y los muchos se grafica como el problema mayor en la construcción de las democracias modernas. Se debe mejorar aceleradamente el reparto de las posibilidades sin desalentar a los dueños de los medios financieros.
Es hora de que los gobiernos se unan en reducir las desigualdades y corregir las estructuras productivas ayudando a la recreación del empleo.

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