sábado, 31 de enero de 2009

Daniel Larriqueta



Daniel Larriqueta es uno de los intelectuales más lúcidos de la Argentina, pero de muy bajo perfil mediático. Fue asesor y operador directo del Presidente Alfonsín.
La economía y la historia forman parte de varias de las investigaciones y ensayos. Se destacan “Tormenta en la economía radical”, “La Argentina renegada”, “La Argentina reciente” y “La furia”, una excelente novela sobre la crisis social que fatigó a la Argentina en el inicio de este siglo.
Así opinó en una entrevista con “Río Negro”
*Vuelven los partidos, porque la gente vuelve a ellos, desde una necesidad: hacerse sentir orgánicamente. Lo demuestra la crisis campo-gobierno: se quiere saber qué va a hacer la UCR, la Coalición Cívica o el macrismo. En la calle, en los medios, donde fuera, la gente mira directamente a esas dirigencias casi como diciéndoles "¿Y?". La gente estuvo en la calle haciendo política, opinando, debatiendo, enojándose, pero en política. Y esto es muy bueno. Y en semanas más vamos a ver muy fortalecidos muchos partidos políticos.

*La gente está volviendo a la política luego de un largo desencanto con la dirigencia, que persiste, pero la gente quiere que la política le sea útil, le sirva. Sabe que mucho de su destino está intensamente vinculado al mundo de decisiones que hacen a la política y entonces va en busca de ella, le exige, la presiona, le demanda actitudes, soluciones.
Lo que no quiere del radicalismo es que los destinos del partido se manejen arbitrariamente, por acuerdos de cúpulas... ¡la bendita trenza, que es una de las tantas expresiones de vejez que tiene la política argentina!

*Somos una sociedad con mucha memoria de inclusión desde la política, historia muy palpable hoy. Radicalismo y peronismo, cada uno con sus defectos dentro de sus virtudes, hicieron de la inclusión su paradigma. Es un pasado que nos proyecta como la sociedad más igualitaria en América Latina y esto aun admitiendo los problemas del presente.
Pero ésa es la realidad: la sociedad protesta porque es democrática pero no tiene estructuras republicanas para que la protesta se encarrile institucionalmente. Este vacío está en el corazón del presente argentino: una sociedad democrática que se expresa por los medios que encuentra... y si hay una violación va y apedrea la comisaría donde está el violador porque no le tiene confianza a la Justicia. Pero la gente se expresa y se expresa cada vez más.

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