domingo, 25 de enero de 2009

2009



Nuestra voluntad de democracia no puede funcionar sin partidos.
La economía ha sido tomada por los grandes grupos financieros y las respuestas sociales sólo podrán ser instrumentadas por los partidos.
Es imprescindible recuperar la escuela de dirigentes. Necesitamos reparar los vínculos con la universidad, con el gremialismo patronal; con el sindicalismo obrero.
Debemos recomponer los canales de representatividad: hay que consolidar las bases vecinales y los canales de comunicación con el Partido y los Concejales.
Hay que respetar más que nunca las voces juveniles e insertarlas en la conducción de las agrupaciones.
Tenemos que encontrar los representantes genuinos e investirlos del rol dirigente para asegurar pasión y dinámica. Hay que promover el debate, alentar las ideas, impulsar las individualidades valiosas.
Los grandes intereses financieros han copado a los medios de comunicación para modelar la opinión pública. Se instalaron en los sitios que corresponden insoslayablemente a los Partidos. Y nos empujaron al vaciamiento.
Esta intención de democracia requiere agentes políticos sólidos: instituciones eficaces que escuchen las urgencias populares y diseñen las vías de solución. A la vez, que controlen a funcionarios y autoridades.
Hay que derribar este sistema de figuritas temporarias, como el que se viene mostrando en cada convocatoria electoral. Las vedettes circunstanciales no generan continuidad política. Eso le corresponde inevitablemente a los partidos. Y para eso tienen que confirmar presencia y continuidad.

La reivindicación reclama un fuerte trabajo de bases. Volver al vecino, al encuentro barrial. Presentar un proyecto con propuestas que abracen la convocatoria juvenil, asociando la presencia de ambos grupos de edad.
Habrá que elaborar diagnósticos barriales a partir de encuestas simples, que identifiquen prioridades.

1- Convocar a representantes barriales;
2- Promover lugares permanentes de reunión;
3- Originar medios de comunicación barriales: impresos, radiales, etc.;
4- Desarrollar encuestas de base que permitan reconocer problemas y prioridades de los distintos sectores;
5- Buscar presencia asidua en los medios para difundir el progreso de esta reivindicación;
6- Reunir periódicamente a los representantes sectoriales;

La labor de base implica recomponer los vínculos con las instituciones del trabajo y la gestión cultural: sindicatos, gremios empresarios, medios educativos y de recreación popular.

La ilustración es de Jorge González Perrín, vecino famoso.

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